martes

¡Qué hablen, niña mía!

Hace tiempo, cuando era más joven y menos fría, mi madre sonriendo me decía: “Las orejas rojas se pondrán cuando alguien de ti esté hablando mal. Cuando un ser por mucho miserable, por no decirle cobarde y detestable, a tus espaldas te empiece a difamar.”

Hoy, ya mayor y con gélido corazón, creo que ella tenía razón. Alguien me ha hecho su tema de conversación. Con palabras posiblemente ponzoñosas, que me dejan la siniestra siempre roja, se están deleitando cada día por largas horas de sus vidas vacías.

Hablan y hablan, porque mis órganos de audición se mantienen encendidos y rebosantes de color.
Y entre más pasa, más sueños tengo… víboras mordiendo mis talones siento. Augurio de chismes y puñales traperos. me pregunto quién será que tanta saña por mí ha tomado ya.

Mas no pasa de una leve curiosidad, una que me lleva a reflexionar: ¿para qué perder saliva con .la hipocresía?, ¿para qué buscar lugar ante cobardes que no son capaces de la cara dar?, ¿para qué escuchar las mentiras? Es mejor erradicar de mi vida a tanta gente perdida.

Casi putas sin paga, que solo saben hablar de quien tiene un poco más. La clase de persona que vale la pena matar, como si de una cucaracha se tratara y ya.

Amantes que no han entendido su lugar, el de zorras de un momento cuando la calentura no se aguanta más. Perros falderos que buscan su final sin opción de reclamar.

Caras conocidas, putas furtivas.

Qué divertido es saber la verdad que intentan no dejar ver. Qué divertido es aparentar ingenuidad para después dar la estocada final.

Mis orejas se ponen rojas, a causa de la lengua ponzoñosa; un efecto que solo me genera curiosidad y que no es difícil de soportar. Pero…

A diferencia de lo demás lo mío tiene una cura al final; lo doble caras, solapadas, hipócritas y necesitadas son cosas que perduran todas las mañanas.

Casi como la mancha indeleble y el hedor que se mantiene.

Porque como mi madre decía, cuando yo era joven y menos fría: “tus orejas rojas se pondrán, pero eso pasará. La porquería de quien a tus espaldas habla u obra mal siempre se mantendrá y será su condena al final. Tú ríe niña mía, piensa que por la lengua tumbas han sido construidas; vale más una mujer con la oreja colorida que todas esas frutas podridas.”